sábado, 6 de febrero de 2010

Tetera de Russell

"Si yo sugiriera que entre la Tierra y Marte hay una tetera de porcelana que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica, nadie podría refutar mi aseveración, siempre que me cuidara de añadir que la tetera es demasiado pequeña como para ser vista aún por los telescopios más potentes. Pero si yo dijera que, puesto que mi aseveración no puede ser refutada, dudar de ella es de una presuntuosidad intolerable por parte de la razón humana, se pensaría con toda razón que estoy diciendo tonterías. Sin embargo, si la existencia de tal tetera se afirmara en libros antiguos, si se enseñara cada domingo como verdad sagrada, si se instalara en la mente de los niños en la escuela, la vacilación para creer en su existencia sería un signo de excentricidad, y quien dudara merecería la atención de un psiquiatra en un tiempo iluminado, o la del inquisidor en tiempos anteriores"

Esta analogía es obra de Bertrand Russell, que la publicó en un artículo al que tituló If there a God?. Su importancia es capital, pues en unas pocas líneas desmonta por completo la estructura de la carga probatoria de la existencia de Dios, al invertirla, o, por lo menos, al excluir por completo su constitución en una única dirección, la de probar la no existencia de Dios.

Con este pequeño fragmento se establecen las líneas maestras de lo que se ha dado en considerar argumento ad ignorantiam, que constituye, en líneas generales, una falacia (pseudo)lógica, consistente en, bien afirmar la verdad de una proposición sólo porque no se ha probado su falsedad, bien en afirmar su falsedad por no haberse podido probar como verdadera.

En síntesis, y aplicado al caso concreto, sería como decir que como no se ha probado que Dios no existe, necesariamente ha de EXISTIR. El argumento es ignorante ab initio (de ahí el nombre) ya que desde el principio parte de un vicio que lo invalida; YA QUE TAMPOCO SE HA PROBADO QUE DIOS EXISTA, no al menos desde criterios racionales (ya que con el argumento se recurren a criterios de ese calibre) pese a que, en mi opinión, no se haya probado tampoco con criterios empíricos, lo cual es otro tema.

Russell recurre a un ejemplo muy gráfico que dada su simplicidad deja traslucir el absurdo al que avoca la proposición que se hace desde la intransigencia religiosa, lo hace planteando la hipotética existencia de una tetera entre la tierra y marte, pero se puede poner el ejemplo que se quiera, como afirmar que hay vida en Saturno por que nadie ha probado lo contrario. Puede haberla, o tal vez no, pero si la hay no se considerará probado (siempre hablando en términos racionales) porque no se haya podido probar lo contrario, sino porque se pruebe que efectivamente existe vida allí.

Colorem habet, substantia vero nullam

3 comentarios:

  1. La fe como el amor es profunda, inexplicable y no puede imponerse.

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  2. Yo no sabria decirlo mejor. Chapeau.

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  3. Es una pena que algunos no lo vean tan claro... e intenten imponer su punto de vista con justificaciones demagógicas basadas en la salvación. Jamás comprenderé la intransigencia religiosa.

    Se debería jugar más a pensar y menos a creer.

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