martes, 17 de agosto de 2010

Göten amaïh Bordutza

La frase que reza el título es el lema nacional de Borduria, un país imaginario situado geográficamente en algún lugal de aquella Yugoslavia que acabaría sufriendo la llamada balcanización a finales del siglo XX.

Borduria fue ideada por Herge, el creador de Tintin, un hombre con una sensibilidad especial a la hora de buscar ideas que alegorizaran la realidad, de tal forma que le permitieran plasmarla de un modo "diferente" en sus comics. Así, en ellos encuentras constantes referencias a sucesos y situaciones políticas de gran parte de la mitad del siglo XX y que sólo una lectura de madurez permite comprender.

Eso pasa en ciertas ocasiones; cuando uno descubre El Principito ya adulto, y lo relee, encuentra matices que la inocencia de la niñez no permite apreciar, y aun aprende cosas; con Tintin, aunque mucha gente no pueda creerlo, pasa lo mismo.

La habilidad de Herge para crear países, personajes, que fueran un reflejo metafórico del mundo era absolutamente desbordante, y en este caso -con Borduria- se trata de un país totalitario (llámese comunista, fascista..) en el que la dictadura que lo rige hunde sus raíces en una pseudoideología política llamada bigotismo creada ad hoc para la ocasión, como sucede en no pocas dictaduras.

El nombre tiene guasa, y es una manera de ridiculizar todas esas formas de pensamiento (mal llamadas así, pues solo son abortos de pensamiento) que tan solo tratan de asegurar beneficios y riquezas a unos pocos mafiosos y que hacen convencerse al pueblo por medio del aislacionismo mas absoluto de que todos los males que le acechan son culpa de aquellos lugares y gobiernos en que el bigotismo no impera.

El bigotismo recibe su nombre del hecho de que el Jefe de Estado de este país, Plekszy-Gladz, lleva bigote, y todos los hombres de Borduria han de llevarlo, algo tan absurdo como obligar a los mismos a dejarse barba (cosa que todavía ocurre en el siglo XXI en ciertos lugares, por desgracia).

Como no, es una ideología que se expande hacia Iberoamérica y que influye en un golpe de Estado que tiene lugar en una república bananera llamada San Theodoros, donde quiere aplicarse el mismo sistema y forma de gobierno por un General del lugar (Tapioca (si, de ahí sale la idea de las tiendas llamadas así)) influido y bien aconsejado por un emisario del gobierno bordurio, el coronel Sponsz, lo cual, salvando las distancias, a cualquiera que conozca algo de historia del siglo XX le debe resultar familiar.

Resulta, pues, enriquecedor, observar la realidad desde un distinto plano, un plano totalmente acertado y con un enfoque tremendamente sugestivo, que solo un maestro como Herge consigue obtener en sus historias.

Es por ello, pues, que recomiendo a cualquiera que esté interesado en pasar un buen rato y vislumbrar cómo el paso del tiempo puede hacerte reparar en cosas que antes no lo hacías o ver ciertas otras de un modo totalmente distinto al que la niñez proporciona, que rescate de la estantería o el desván sus comics de Tintin, y en la medida que el tedio lo permita, les eche un vistazo.

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