Hay ocasiones en las que cobra mas importancia la forma en que se hacen las cosas que el hecho de, efectivamente, hacerlas. No me refiero ya al tan justamente denostado fin, que -supuestamente- justificaría los medios. Va mas allá.
Como mas allá van, los hechos, qué duda cabe.
No me engaño mas; al final importa todo.
Al final importa nada.
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