lunes, 19 de octubre de 2009

Requiem por un maestro.

Cuando abrí este blog, lo hice con intención divulgativa de todo aquello que me interesara. Una de las cosas mas importantes en mi vida, es el baloncesto. Llevo mas de diez años jugándolo y otros tantos viéndolo, y prácticamente mi vida no se entiende si no le sumas a ella las anécdotas y vivencias que me ha proporcionado este noble deporte.

Esta semana el baloncesto ha perdido su voz; se ha quedado mudo, y tal vez para siempre.

Andrés Montes era el baloncesto. Él era la NBA, él era los mundiales, los europeos.. hasta tal punto que un partido no sabrá igual si uno no oye palabras como espartaco, mister catering, multiusos, pincho de merluza, ¡vaya tiro daimiel! o el mítico, el enorme, el ¡Jugón, Jugón, Jugón!.

Yo he crecido viendo la final de los Bulls contra los Utah, volviéndose loco Montes al robarle Jordan el balón a Karl Malone y encestando un tiro sobre la bocina para darle el título a los Chicago.

Me he criado viendo el in your face que le hizo Gasol a Garnet, en aquel grandísimo partido, después de que Garnet lo tratara como un simple pelele. Allí también estuvo Montes -junto al gran Daimiel-, para unirse al compás de Gasol narrando su mate con aquel tuturu turuuu!.

Montes estuvo allí en el Europeo, en el Mundial. Montes era la voz, la voz de lo que yo entendía -y entiendo- por baloncesto.

La vida puede ser maravillosa, decías, y no te faltaba razón, pero a partir de ahora es un poco menos maravillosa, porque cuando haya partido de baloncesto no habrá voz que lo narre, y yo me sentiré un poco mas solo al oir el eco del balón encestado sin tus vítores de fondo.

Se ha ido un genio. Buen viaje Andrés. Hasta siempre.

Vale.

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