lunes, 24 de mayo de 2010

Errante

-Me vuelvo a casa, se dijo.

Demasiados años llevaba ya en Suiza, donde había tenido que emigrar en los años 50, debido a que en Murcia no había trabajo. Habían sido muchos años trabajando duro para buscar un posterior futuro en España, sin embargo el tiempo se fue consumiendo y ese futuro se había desarrollado de forrma inexorable en Zurich, prosperando y formando una familia.

Pero tras la muerte de su mujer, Francisco echaba de menos Murcia. Y es que tal vez sea verdad aquello de que cuando uno ve cercana la muerte vislumbra sus orígenes con mayor clarividencia.

Sus hijos, le insistieron. No habían visitado nunca España. Así que le dijeron:

-Pero Papá, ¿donde vas?, ¿a Murcia?, ¿ahora?. Eso está muy lejos.

Francisco, con esa mirada que solo el correr de los años y las arrugas arroja, les miró. Impertérrito, les contesto:

-Murcia está donde tiene que estar. Lo que está lejos es esto.

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