domingo, 18 de julio de 2010

Victoria

Durante mas de mil años, los romanos, al volver de la guerra, disfrutaron del honor del triunfo con desfiles tumultuosos, en donde hacían aparición en escena trompetas, músicos y extraños animales de las zonas conquistadas.

Junto a carros cargados de tesoros y armas, el conquistador guiaba el carro triunfal, precedido de prisioneros encadenados. A veces incluso sus hijos vestidos de blanco iban con él o montaban los caballos del tiro, pero lo que nunca faltaba era un esclavo detrás del conquistador sosteniendo una corona dorada.

Ese esclavo le susurraba una advertencia; que toda gloria es pasajera.

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